Todo pasa demasiado rápido, tan rápido que no sabes cómo
reaccionar, te quedas ahí sin saber muy bien qué hacer, qué decir ni qué
decisión tomar. Y de repente, así sin más, todo cambia de un momento a otro, te
dicen cosas que jamás pensaste que te dirían. Pero oyes como salen de su boca y
te bloqueas porque nunca pensaste que eso sucedería y es que duele más que lo
diga tu “hermana” que te lo diga cualquier otra persona, pero sacas fuerzas de
a saber dónde y la dices cosas que jamás pensaste que le ibas a decir, porque
ella te hacía sentir especial, porque las dos podíamos con todo lo que se nos
pusiera delante, éramos fuertes, o eso creía. Las amistades, como casi todo en
este mundo terminan y hay que hacerse a la idea de que eso es así, esta vez no
voy a tragarme el orgullo ni voy a perdonarla por cosas imperdonables, esta vez
no. No quiero ser siempre la misma tonta a la que hace daño y perdona como si
nada, porque sería una mala costumbre. No quiero ser la típica buena que de
buena termina siendo tonta, porque eso cansa. Compartíamos risas, secretos y
bromas pero poco a poco te alejabas con tu típica mala ostia, y es que te
aguante demasiado. Llegó un momento en el que solo discutíamos y ya no tenía
sentido seguir con la farsa de sonrisas cada vez que nos veíamos, ya no tenía
sentido seguir con algo que realmente ya no existía: nuestra amistad. Te he
querido y mucho, pero mi paciencia tiene un límite, y ya llegó a todo lo que
podía soportar, siento que termine todo así, sin más y sin cruzar ni saludos ni
miradas por la calle pero esto no ha sido solo culpa mía, algún día te darás cuenta
del verdadero significado de amistad y espero que ese día llames a mi puerta,
hasta entonces aquí voy a estar porque no pienso dar yo el primer paso, yo no
te he fallado, tú a mi demasiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario